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Casi cinco años después de que se notificaran los primeros casos de COVID-19, un nuevo informe mundial sobre la prevención y el control de las infecciones (PCI) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestra que se ha avanzado poco en la superación de las carencias graves que obstaculizan la prevención de las infecciones asociadas a la atención de salud.
La Escasa Implementación de Programas de PCI
Uno de los hallazgos más alarmantes del informe es que, aunque el 71% de los países tiene actualmente un programa activo de prevención y control de infecciones (PCI), solo un 6% de estos países cumplen con los requisitos mínimos establecidos por la OMS para el año 2023-2024. Esta cifra está muy por debajo del objetivo global de más del 90% de cobertura para 2030, como se establece en el Plan de Acción Mundial y el Marco de Seguimiento de la OMS sobre PCI.
La falta de recursos adecuados, la escasez de personal capacitado y la insuficiencia de presupuestos dedicados a PCI son factores que contribuyen a esta disparidad. En los países de ingresos bajos y medianos, la situación es aún más grave, con muchos hospitales luchando por mantener un mínimo de estándares de higiene y protección para los pacientes y el personal de salud.
Un Reto en Tiempos de Pandemias
La pandemia de COVID-19 ha expuesto aún más las deficiencias en la infraestructura de atención médica en muchos países. Junto con brotes de enfermedades como el ébola, el virus de Marburgo y la viruela símica (mpox), los patógenos han demostrado lo rápido que pueden propagarse en entornos de atención de salud. Estas infecciones son responsables de un aumento significativo en las tasas de complicaciones, estancias hospitalarias prolongadas, sepsis, discapacidades e incluso muertes.
El informe revela que se estima que cada año se producen 136 millones de infecciones asociadas a la atención de salud resistentes a los antibióticos, lo que agrava aún más la crisis de la resistencia a los antimicrobianos (RAM). La RAM es un fenómeno alarmante en el que las bacterias, virus y hongos se vuelven resistentes a los tratamientos convencionales, haciendo que las infecciones comunes sean más difíciles de tratar y aumentando el riesgo de mortalidad.
Impacto Económico y Humano de las IAAS
Según datos de la OMS y la OCDE, se estima que hasta 3,5 millones de pacientes podrían morir anualmente a causa de infecciones asociadas a la atención de salud si no se toman medidas urgentes para mejorar las condiciones de higiene y el control de infecciones en los hospitales.
Pero la prevención de estas infecciones no solo salvaría vidas, sino que también tendría un impacto positivo en la economía global. De acuerdo con el informe, si los países implementaran medidas de PCI en todos los niveles de atención de salud, se podrían evitar hasta 821.000 muertes anuales para 2050. Además, estas medidas generarían ahorros en gastos de atención sanitaria de hasta 112.000 millones de dólares al año, con ganancias económicas de hasta 124.000 millones de dólares.
La Necesidad de una Acción Global Coordinada
El Dr. Bruce Aylward, Subdirector General de Cobertura Sanitaria Universal de la OMS, destacó que mejorar las prácticas de PCI en todos los establecimientos de salud es una inversión crítica para reducir la mortalidad y la carga económica relacionada con las IAAS y la RAM. A medida que la resistencia a los antimicrobianos se convierte en una de las mayores amenazas para la salud global, la OMS ha hecho un llamado a los países para que adopten medidas inmediatas.
“La OMS se ha comprometido a apoyar a los países para que, de aquí a 2030, todas las personas que presten servicios de salud o accedan a ellos estén a salvo de infecciones asociadas a la atención de salud”, dijo el Dr. Aylward. “El cumplimiento de los requisitos mínimos de PCI debería ser una prioridad para todos los países con el fin de proteger a los pacientes y trabajadores de la salud, y evitar sufrimientos innecesarios”.
Hacia un Futuro Más Seguro
El informe subraya que, a pesar de los desafíos, todos los países pueden y deben hacer más para prevenir y controlar las infecciones en los establecimientos de salud. Mejorar las prácticas de PCI no solo es una medida urgente para proteger la vida de los pacientes, sino también para combatir una de las mayores amenazas para la salud mundial: la resistencia a los antimicrobianos. A medida que nos acercamos al 2030, la mejora de las condiciones de salud en todos los niveles de atención es una responsabilidad compartida que requiere acción urgente y colaboración global.
Con un compromiso firme y recursos adecuados, se pueden salvar millones de vidas, evitar sufrimientos innecesarios y reducir las presiones económicas sobre los sistemas de salud a nivel global. La inversión en la prevención de infecciones es, sin lugar a dudas, una de las mejores inversiones en salud pública.